São Paulo, más de 11 millones de personas

Más de 11 millones de personas alberga São Paulo, la mayor ciudad de toda América y el motor económico de Brasil, esto ya son motivos para decidir visitarla. Hay que decir que la ciudad en sí ya es interesante pero además siempre se están realizando actos culturales que la hacen aún más activa.

No queríamos perder la oportunidad de conocerla, y eso que no somos de ciudades grandes. Tampoco íbamos a pasar por ella sin dedicarle al menos unos cuantos días, así que a medida que nos aproximábamos más nos picaba la curiosidad.

Las afueras de una ciudad suelen ser los barrios más populares y las primeras imágenes que tenemos de São Paulo son campamentos escondidos donde viven personas: en las áreas verdes de cambios de vía, parques o zonas recogidas en los puentes. Las clases sociales son bien evidentes en esta macro ciudad.

Llegamos a casa de Fabiano después del primer contacto con el transporte público de la ciudad, que nos pareció muy eficiente. Él nos recibió, nos puso al día con algunos temas políticos y culturales del país y pudimos divertirnos mucho visitando algunos lugares de la ciudad.

Ya ubicados, decidimos salir a conocer la ciudad. Lo primero y más importante, conocer su origen. Así que nos decidimos por conocer el centro histórico. La ciudad fue fundada en el lugar que hoy ocupa el denominado Pátio do Colégio y a su alrededor podemos encontrar el resto de lugares representativos del casco antiguo. La Catedral da Sé es quizá el edificio religioso más importante y representativo. En la plaza frontal se concentra durante el día, pero sobre todo por la noche, personajes variopintos, por lo que hay que ir con los ojos bien abiertos por esta zona, aunque fue la única zona de la ciudad que visitamos donde tuvimos esa sensación.

Seguimos conociendo y nuestros pasos nos llevaron hasta el Mercado Municipal, un buen lugar para conocer productos, artesanías y platos típicos de la zona. Para nosotros, lo más divertido está alrededor del mercado, donde el comercio se multiplica, se torna más popular y el reflejo de una gran parte de la sociedad. Paseando sin rumbo nos topamos con el Monasterio de São Bento, la iglesia de Nossa Senhora da Conceição da Santa Ifigênia y el Teatro Municipal.

Aprovechando que la entrada ese día era gratuita, nos acercamos hasta el Museo de Arte, paseando por una de las avenidas más reconocidas y comerciales de la ciudad, la Avenida Paulista. Aquí, el ir y venir de un oficinista está a la orden del día.

El parque Ibirapuera es un buen lugar para perderse tranquilo durante los días de la semana y con mucho movimiento durante el fin de semana. Dentro uno se topa con el Museo de Arte Moderno, Museo Afro-Brasil, Pabellón Japonés y todo tipo de equipamiento para los que les guste ponerse en forma. Nosotros pasamos casi un día entero, recorriendo, descansando y disfrutando de la paz del lugar un día entre semana. También nos reunimos con Fabiano y fuimos a pasarlo bien a la zona del Beco de Batman a Vila Madalena. Barrio conocido por su arte urbano y por ser la zona alternativa de la ciudad. Sus calles están repletas de murales pintados con grafiti en su mayoría y los cuales se van cambiando con asiduidad. Algunos hasta permiten interactuar con ellos.

El último día antes de marchar decidimos ir al Parque Villa-Lobos, un parque gigantesco apartado del centro de la ciudad y punto de reunión para los amantes del aire libre. Diferente al Ibirapuera, éste ofrece espacios para practicar diferentes deportes, patinar e ir en bicicleta. Abierto y con mucha luz, aquí se reúnen los grupos de amigos o familias para compartir aficiones o un picnic al aire libre.

Nos atrapó durante el día entero y se convirtió en una buena despedida para una ciudad como São Paulo, que nos gusto más de lo que esperábamos.