Al cruzar la frontera de Georgia – Turquía enseguida un señor, que se dirigía hacia Ardesen, nos levantó de la carretera. Ni idea de inglés, pero es que tampoco tenía mucha idea de conducir el vehículo automático que había alquilado. Nos invitó a tomar té en una parcela que había comprado tiempo atrás y donde tenía una cabaña al lado del mar. Aceptamos y mediante su traductor nos arreglábamos con el idioma.
Esa tarde en Ardesen nos esperaban un par chicas de CS. Aceptaron nuestra solicitud para que pudiéramos hacer campamento base en su ciudad y visitar las Montañas de Kaçhar.
Turquía es muy famosa por su té, çay. El té turco que se consume en cantidades industriales, de la marca Çaykur, y la gran mayoría proviene de esta zona. Literalmente, las plantas de té están repartidas a lo largo de las montañas mirando al Mar Negro. Suele sorprender que se beba té a todas horas del día, pero es que los turcos son los mayores consumidores del mundo. Es cultural, se sirve en todas las casas y restaurantes. La forma de prepararlo también es muy característica, en una tetera de dos pisos. El agua se hierve en la tetera inferior y una parte del agua se emplea para llenar la tetera superior que contiene el té. Cuando se sirve, nunca se sirve la solución de la parte de arriba, si no que se añade solo un poquito – a gusto del consumidor dependiendo de lo fuerte que se desee – y se emplea la tetera de abajo para diluir el té. Se sirve en unos vasos curvados típicos en todo el país, acompañado de algún terrón azúcar. En Irán, nos dimos cuenta que el terrón de azúcar va directo a la boca, mientras vas bebiendo a sorbos el té y este se va disolviendo. Aquí en Turquía el azúcar se añade directamente al vaso y se remueve con la cucharilla.
Durante parte del viaje nos dio que pensar esta forma de acto social, ya que en España o también como ocurre en Georgia o Corea del Sur, normalmente en los actos sociales está presente el alcohol a modo de bienvenida. En Turquía no hay bares donde beberse unos quintos pero si muchas teterías donde tomarse unos çays.
Desde Andersen nos adentramos en las montañas de Kaçhar en autostop y caminando visitamos lugares como la cascada Palovit o Zilkale, un castillo medieval emplazado en un acantilado con vistas al río Furtina o pueblos como Çamlıhemşin. Toda esta zona es conocida como Ayder.
Rize es la ciudad más grande de la provincia. Nos alojamos en casa de un chico mediante CS. En principio íbamos a conocernos y compartir con él esos días, pero al final no pudo ser. Aún así, nos preparó una gymkana estupenda para encontrar las llaves de su piso, ya que nos prestó, sin nosotros pedirlo, su apartamento. Gestos así los agradecemos enormemente y valoramos muchísimo. Si no hubiera ocurrido no hubiéramos parado aquí, hubiéramos continuado hasta Trabzon. Por suerte, disfrutamos de la ciudad. Paseamos sin ver ni un solo grupo de turistas y aprovechamos para encontrar una barbería, no muy difícil ya que es un negocio que abunda muchísimo en Turquía.
Trabzon o Trebisonda, es una ciudad en movimiento, cosmopolita y con aires de antaño. Nos alojamos durante un par de noches en un hostal barato no muy lejos del centro de la ciudad, la plaza de Atatürk. Desde que llegaron los griegos a la ciudad, ésta ha sido un punto comercial, específicamente en la ruta del Cáucaso a Irán y evidentemente también lo fue para Marco Polo en la Ruta de la Seda. Gracias a esos tiempos, aún se siguen conservando obras como el Monasterio de Sumela – cuando fuimos estaba cerrado al público – y lugares como la iglesia de Santa Sofía. Éstos chocan entre tanto minarete.