La ciudad de Shiraz fue capital del antiguo imperio Persa durante la dinastía Zand, allá en el 1750, y se sitúa muy cerca de la conocidísima Persépolis, dónde se encontraron tablillas que hacen mención a esta ciudad. Hoy debe su fama a la estrecha relación con los literatos más apreciados del país. Además a los que gusta el vino apreciaran la similitud del nombre de la ciudad con la variedad de la uva tinta. Lástima que a día de hoy el consumo de alcohol no esté permitido.
¿Y que es realmente Shiraz? Una basta ciudad con un centro cultural importante, muchos edificios históricos y callejuelas entre bazares que evocan a otra época. Maravillosos jardines, importantes escuelas y mezquitas que juegan con la luz. Una vez encontramos hostel donde pasar varias noches, salimos en busca de comida. Recorrimos algunas calles hasta que de repente se abrió ante nosotros un mercado local. Fruta fresca, vegetales, pasta y arroz a granel, queso y aceitunas, todo a precios locales. Todo lo que podríamos necesitar lo teníamos muy cerca del hostel, en un animadísimo mercado local para goce y disfrute de nuestros cuerpos.
El Bazar Vakil, que no tiene nada que ver con el otro mercado, es el eje comercial de la ciudad. Nos sorprendieron sus altos techos. Guarda rincones mágicos, mezquitas y un antiguo caravanserai reaprovechado en bazar y que sirve al mismo tiempo cómo lugar para relajarse después de un frenético día de compras y regateos. Ni compramos ni regateamos, pero desde el primer piso disfrutamos del ambiente de este rincón, observando curiosos detalles de la sociedad iraní.
Nasir ol Molk, conocida como la Mezquita Rosa, es famosa en la ciudad por tener en sus ventanas muchos cristales de colores. Miles de personas al año pasan por aquí para sacarse la mejor foto. La foto es chulísima, la verdad, pero en ese momento no nos apeteció pagar la entrada. A contrapartida sí que visitamos el santuario de Shah-e-Cheragh, ya que dentro están los mausoleos de Ahmad y Muhammad, hermanos del Imán Ali Reza. Otro gran complejo y lugar de peregrinación. Imponente desde el exterior y salas llena de espejitos en el interior. En este caso, nos adjudicaron una guía – gratuita – que nos hizo un recorrido por todos los rincones – incluido las tumbas- y nos explicó la historia de esta familia. Hay que decir que cada edificio está cuidado al milímetro. Los detalles ornamentales no son arbitrarios y todo tiene un sentido, una función. Por ejemplo, los espejitos, según nos explicó, sirven para que seamos conscientes que cada individuo somos trocitos de algo mucho más grande, y que aquello que vemos es solo parte del reflejo. Hay que prestar atención a los colores también, que una misma forma con dos colores diferentes puede estar indicando el lugar donde rezan los hombres o el lugar donde lo hacen las mujeres. Nos quedamos hasta la hora de la oración, un momento interesante y que en este país tenemos la suerte de poder asistir en cualquier mezquita.
Mediante CS contactamos una tarde con dos hermanas, naturales de Shiraz, y nos llevaron a pasear por la Fortaleza De Karim Jan, la escuela e-Khan y la tumba de un importante poeta iraní, Hafez. Hoy en día sus poemas siguen inspirando la vida de muchas personas. Debe ser así porque la tumba y los jardines que lo rodean estaban a reventar. También el poeta iraní Saadí está enterrado en la ciudad, pero no fuimos a ver su tumba. Para rematar nos llevaron al lugar donde hacen los mejores faloodeh, un postre originario de la ciudad, además de un riquísimo helado con notas de azafrán. Con este encuentro nos dimos cuenta lo importante que es la poesía para un iraní. Así es el pueblo de Irán, un poco romántico.