Bangkok sin tuk-tuk

Nuestros primeros pasos en Bangkok han sido en la zona mochilera de Khao San Road y Rambuttri, un hervidero de turistas paseando arriba y abajo, comprando, comiendo y bebiendo en la multitud de puestos callejeros. Nosotros fuera de escena, pero dos más en esta película.

Wat Pho, alberga el mayor buda reclinado de toda Tailandia. La estatua de más de 40 metros de largo y 15 metros de alto impone contemplarla. Éste buda es el principal atractivo. También hay que destacar el resto de budas repartidos por los diferentes templos y salas. Dar un paseo por el recinto, tranquilamente y descubrir los tantos rincones que alberga, es una manera para desconectar del ajetreo de la ciudad.

El río Cha Phraya divide la ciudad en dos partes aunque la mayoría de los atractivos se encuentran en la orilla Este. Se navega por él para desplazarse por la ciudad y llegar a los diferentes puntos. Combinándolo con el bus o el skytrain es una buena manera de ganar tiempo, los atascos por las calles son muy comunes.

En China Town, encontramos todo tipo de tiendas. El barrio es de lo más movido. El ir y venir de los coches repletos de mercancía se mezcla con tiendas que venden todo tipo de artículos, desde cosas del hogar hasta el reloj más chic del momento.

Otra zona de compras famosa de la ciudad es el mercado de Chatuchak, se encuentra al norte de Bangkok, alejado del centro, solo abren los fines de semana. Se extiende un laberinto de puestos por toda la zona, un poco más cuidado que los de China Town.

Siam Paragon, Siam Center y el MBK, son centros comerciales muy próximos entre ellos. En éste orden van de más lujoso a más asequible. Las familias más pudientes, compran en el Paragon haciendo cola para entrar en una de sus tiendas de la high class, mientras que el MBK reúne las tiendas con marcas más comerciales.

Hablar de Bangkok daría para mucho, pero preferimos compartir este relato de Ignacio Izquierdo.

Salir de la zona turística significa cambiar la percepción de ésta ciudad. Se descubre una ciudad vertiginosa, en constante crecimiento.  Gente amable, con sus curiosidades y maneras de hacer arraigadas. Moderna y a su vez, tradicional, contradictoria algunas veces y acostumbrada a todo.

Para nosotros ha sido un punto obligatorio de paso al sureste asiático y a la que, seguro, en algún momento tendremos que volver.