Cuzco es más que la ciudad previa al Machu Picchu, es la puerta de entrada de muchos turistas que vienen a visitar Perú, la primera parada, casi obligatoria y donde se concentra una gran cantidad de yacimientos arqueológicos de importancia.
Hasta el momento el trayecto de Nazca a Cuzco a dedo fue uno de los más largos que habíamos realizado por América del Sur, pero resultó ser de los más interesantes. Al amigo camionero que nos levantó en Nazca le quedaba un largo recorrido por delante, y nosotros resultamos ser una buena distracción para parte de los kilómetros que le esperaban.
A nosotros nos parece un trato justo: conversación, risas y anécdotas a cambio de avanzarnos en nuestro camino. Resultó ser un personaje con muchas anécdotas que explicarnos. El camino se hizo largo, pero entretenido. Cayó el sol y el cansancio se apoderó de los tres y decidimos hacer un alto en Chalhuanca, una pequeña localidad a mitad de camino. Aquí nos despedimos de nuestro amigo y pasamos la noche en un hospedaje de los cutres. Al día siguiente, una pareja de franceses que andaban recorriendo el continente en su furgoneta nos levantó y acercó hasta Cuzco. Aún no lo sabíamos, pero se empezaba a cocer una amistad muy grande.
Cuzco, es de esas ciudades que esperábamos sentirnos extraños, rodeados de turistas y visitantes, reclamos y restaurantes caros e interés cultural. Y si bien también existe todo eso, Cuzco nos sorprendió con otra de sus caras, la que a nosotros nos gusta. Nos sorprendió mucho y nos sentimos más cómodos de lo esperado. Quizá empezamos a notar la energía de Machu Picchu a medida que nos acercábamos o quizá estábamos tan emocionados por lo que se venía que nuestra predisposición favorecía a lo que iba a acontecer.
Sus calles empedradas son bonitas, el tiempo pasa tranquilo y la gente es amable. Si uno se aleja del centro, se encuentra con una ciudad que no descansa. No hace falta recorrer mucha distancia, solo con salir de las murallas basta para darse cuenta que el movimiento es constante. Las mujeres venden sus productos en plena calle, las llenan de frutas y verduras, especias, leche y de yogur. Desde hoteles caros y restaurantes para bolsillos holgados, hasta bares de copas que ofrecen borrachera segura por unos pocos soles. Los comedores baratos se esconden entre los toldos y los puestos se multiplican a medida que avanza el día. Y dentro de las murallas, todo el interés cultural que uno pueda precisar.
La plaza de armas es el núcleo, y alrededor de la ciudad los restos arqueológicos se multiplican. Sacsayhuamán, el Templo del Sol o Coricancha, el Templo de la Luna son algunos de los más pretendidos. A medida que uno recorre kilómetros encuentra aún más ruinas de interés cultural, visitarlas todas representa un gasto importante en el bolsillo, y aunque no negamos su importancia, sólo los más entendidos valorarán la importancia que estas tienen y sabrán sacarle provecho a todo el conocimiento que representan.
Nosotros, pasados unos días, pusimos rumbo al Machu Picchu. Anna y Bastien, la pareja francesa que nos trajo hasta la ciudad, nos propuso visitar y compartir la experiencia de ver la montaña vieja juntos. ¡Nosotros encantados aceptamos su propuesta!
Llegamos a Aguas Calientes después de dos días de ruta. El último tramo lo hicimos por la famosa alternativa mochilera de la hidroeléctrica. Un agradable paseo por las vías del tren y desde dónde uno, si para atención, puede ver la parte trasera de las ruinas.
Machu Picchu, o Montaña Vieja en quechua, es el complejo arqueológico más famoso del Perú y quizás de toda América del Sur. Eso se nota en el precio de la entrada, que pese a acudir miles de personas al día, representa un gasto elevado para cualquier bolsillo y por lo tanto un ingreso monumental para el gobierno.
Pero eso se nos olvidó rápido, en el momento en que las nubes se levantaron y nos dejaron ver toda la fortaleza en su magnitud pudimos darnos cuenta de la maravilla que teníamos delante. Por un momento nos quedamos mudos, admiramos el paisaje, las ruinas y tratamos de imaginar que había conducido a los incas a construir tal cosa en tal sitio. La montaña nueva, o Waina Picchu, siempre nos parecerá la cara del inca tumbado y quisimos verla desde un punto de vista más elevado, así que subimos hasta el Machu Picchu, el pico que da nombre a la fortaleza y que vigila incesante que todo se mantenga tranquilo.
Espectacular, sin palabras. No hay que decir o añadir nada más a la información que uno puede encontrar, solo intentar transmitir que uno se siente pequeño e insignificante contemplando estas maravillas. Disfrutamos todo el día y agradecemos encarecidamente a cualquier fuerza que pueda existir más allá de nuestro entendimiento que las nubes se marcharan y nos permitieran disfrutar de un estupendo día.
6 comentarios
IM PRE SI O NAN TE…………..felicidades pareja.
salu2
Gracias Miguel. Lo interesantes es el porque los incas construyeron aquí tan arriba! Uffff, se iban muy lejos! jajaja
Saludos,
Alberto y Sonia
Ufffff!!! Qué emoción!!!! Uno de mis sueños imposibles recogido en estas fotos. Preciosas, inimaginables.
No hay sueños imposibles, solo hay que proponérselo y luchar por ello. Nos alegra que nosotros podamos acercaros a estos rincones y los disfrutéis a través nuestro, pero más nos alegraría que los disfrutarais en vivo! ????
Alberto & Sonia
Espectacular. Un sueño pra cualquier viajero. Seguid disfrutando de la magnífica experiencia, y felicidades por el blog 😉
¡Gracias Jordi por el comentario! Perú es un país espectacular, siempre lo recomendaremos.
Alberto y Sonia