La ciudad de las Petronas

Todo malayo la llama KL y es la capital del país. Kuala Lumpur es una ciudad moderna donde conviven muchas culturas. Pensar en ella es venirse automáticamente las Torres Petronas a la mente, y es que éstas, se han convertido en el símbolo de la ciudad.

Por aquí pasamos en dos momentos distintos. En nuestra primera visita no hicimos mucho más que pasear por el barrio chino, perdernos un rato por el mercado de alimentos y visitar las Torres Petronas al caer el sol. ¡El calor durante el día era sofocante! Nos lo tomamos con calma, ya que sabíamos que al cabo de poco tiempo tocaría volver, ésta vez para conocerla en mayor profundidad. En esta segunda ocasión sí que andamos un poco más.

KL nos gustó, como capital del país refleja bien lo que vimos en otros lugares de éste. Es de esas ciudades modernas con muchos rascacielos y centros comerciales, pero que si te pones a rebuscar un poco puedes encontrar barrios que te harán pensar que no estás en una gran ciudad. Uno de ellos podría ser Chinatown. Aquí se concentran la mayoría de los alojamientos económicos de la ciudad y es el barrio donde llega la mayoría de los visitantes. Tiene un mercado durante todo el día donde puedes comprar lo que te apetezca. Otro podría tratarse de Little India, con sus muchas tiendas y restaurantes indios repartidos por las calles. Éste se convierte en un mosaico de olores y color, donde al igual que en India, verás en cada esquina del barrio grupos de hombres de origen indio hablando.

Hay varias zonas comerciales repartidas por la ciudad para todo tipo de bolsillos. Los centros comerciales son el punto de encuentro de los jóvenes, cada uno tiene un público específico y de un nivel económico concreto. El más lujoso está justo debajo de las torres más famosas de la ciudad y en él se pueden encontrar las marcas más selectas. Sin lugar a dudas no tiene desperdicio visitarlos. Da para reflexionar mucho sobre las diferentes formas de vida que esta ciudad, y en general el mundo, ofrece.

Con nuestra última visita a Kuala Lumpur concluiríamos nuestro paso por Malasia. Un país desarrollado pero con carácter propio donde se mezclan diferentes culturas, y aunque a veces no sea del todo equitativo, conviven en una aparente harmonía.

Cuando entramos no nos esperábamos ver esa buena apariencia, un nivel de vida acomodado y esa diversidad cultural. Hemos comprobado la hospitalidad de sus gentes, su carácter abierto y su curiosidad por lo foráneo, no tienen límite a la hora de compartir su cultura y hacer sentir al visitante bienvenido. Con todo esto, no podía ser menos que irnos más que contentos y con la sensación que en algún momento de nuestras vidas volveremos.