Para muchos es la ciudad referencia de Brasil, quizá todo aquél que piensa en este país la primera imagen que le viene a la cabeza es la de esta ciudad. Icono nacional, destino vacacional, riqueza y pobreza, tradición, modernidad, historia, todo cabe en una ciudad como esta.
Telón de fondo de muchas películas, telenovelas e incluso videoclips musicales, Rio de Janeiro es una ciudad que sin duda alguna cabe en la imaginación de cualquier persona. Para muchos es una ciudad exótica y destino obligado al menos una vez en la vida.
Cerca del estadio de fútbol más representativo de Brasil, el Maracaná, nos esperaba Mauricio para acogernos y compartir los días que estuviéramos en la ciudad. Carioca de toda la vida y apasionado de su ciudad, nos facilitó toda la información que precisábamos, indicándonos los lugares imperdibles y acercándonos a otros menos conocidos pero igual de interesantes.
Río de Janeiro es inacabable, por mucho tiempo que quisiéramos pasar en la ciudad no podríamos abarcarlo todo. Tiene tantos rincones por conocer, además de las tantas actividades, que nos tuvimos que centrar bien en lo que queríamos ver.
Su centro histórico está repleto de lugares importantes. La plaza Tiradentes, la moderna Catedral de Río de Janeiro, el Teatro Municipal, Palacio Tiradentes, Iglesia de la Orden Tercera de San Francisco de Penitencia, Iglesia de San Francisco de Paula, Iglesia de Nuestra Señora Candelaria, Monasterio de San Bento y otro muchos sitios son los que abarcan la historia de creación de esta ciudad. Otros lugares, gracias a su tradición, se han convertido en lugares también representativos y de visita obligada, como son la confitería Colombo o el Real Gabinete Portugués de Lectura, éste último en remodelación.
No muy lejos encontramos Lapa, el barrio de vida nocturna de la ciudad y donde al caer el sol, las terrazas se llenan. Conocido por sus arcos, Arcos de Lapa. Hay que caminar unos pasos para encontrar una de las escaleras más internacionales de la ciudad, las Escaleras Selarón, construidas a base de baldosas de diferentes lugares del mundo, la convierten en un punto tan turístico que hay momentos en que es imposible tomar fotos.
En cuanto a oferta cultural, no podemos obviar los tantísimos museos de los que dispone Río. Como gran ciudad, el arte e historia está documentado y expuesto para ser conocido. Hay tantos museos que difícilmente en una sola visita se pueden visitar todos. Queremos destacar solo uno, por ser de los más nuevos de la ciudad y por tener una temática de concienciación. El Museu do Amanhá, donde se hace un análisis socio-antropológico-cultural del futuro del planeta. Un tanto pesimista pero esperanzador a ratos, con datos muy alarmantes hace una reflexión sobre el impacto del ser humano en el planeta tierra. Des del origen hasta el día de hoy, muestra información de la evolución y crecimiento como humanos. Interesante para concienciar y también por su impacto visual.
En el mismo recinto descubrimos a Santos Dumont, gracias a una exposición temática. Este brasileño y pionero en aviación se ganó el respeto de toda la élite de aquellos tiempos porque fue el primer hombre en despegar a bordo de un avión, impulsado por un motor aeronáutico.
Algo que también caracteriza la ciudad son sus morros. En la base de éstos se concentra la mayor parte de las favelas de la ciudad, y no son pocas. Algunas de estas favelas son auténticas ciudades de más de 50000 habitantes. La más conocida, por haberse rodado un videoclip de Michael Jackson, es Santa Marta. Pese a ser visitada por muchos turistas y estar pacificada, aun da cierta sensación de inseguridad pasear por sus calles ¿o serán los mismos prejuicios que llevábamos antes de entrar?
Pero en los morros no solo hay favelas, también está uno de los iconos más internacionales, conocido y representativo mundialmente. Sí, el Cristo Redentor en el Morro del Corcovado es la figura más importante de la ciudad. A ésta estatua de 30 metros de altura (más los 8 del pedestal) no se la puede confundir ni ubicar en otra ciudad que no sea Río. Es una de las nuevas siete maravillas del mundo. Nosotros, llegamos hasta él por un sendero que empieza en el Parque Henrique Lage. Des de arriba las vistas son impresionantes, la perspectiva de la ciudad es completa y pueden identificarse todos los puntos importantes en los días claros.
Y aunque el Corcovado es el más conocido, no es el más dulce. El Pan de Azúcar se lleva ese galardón, debido a su forma que recuerda a una montaña de azúcar antes de ser exportada en una de las tantas galeras. Se puede llegar en teleférico des de Praia Vermelha o des del Morro de Urca. Nosotros subimos a pie hasta el Morro de Urca y observamos desde allí el famoso montículo, principalmente porque estaba cerrado el teleférico por cuestiones de mantenimiento. No hace falta añadir que las vistas desde este lado de la ciudad también son dignas de admiración.
Mauricio nos acercó a conocer el Parque Nacional da Tijuca y sus rincones, las vistas del cristo des de atrás, algunas cachoerias y los antiguos palacetes de veraneo de los señoritos de la época. Un área preservada muy extensa rodeada de ciudad. Vía de escape y refresco para los urbanitas los calurosos días de verano.
Un morro no tan fácil de subir, un poco alejado pero con unas vistas imponentes y que merece la pena acercarse si se tiene una cierta condición física es la Pedra da Gavèa. Dentro del Parque Natural da Tijuca se encuentra esta formación rocosa a la que se llega después de recorrer un sendero y salvar un paso de escalada de primer grado. Hay que andarse con ojo, pero es asequible, siempre recomendable hacerlo con equipo adecuado y guía en caso de tener dudas.
Desde la cima, uno se queda sin palabras. Basta con observar la ciudad, sus diferencias, sus puntos conocidos y otros no tan conocidos, para darse cuenta que es una ciudad que abarca todo tipo de gente, que las diferencias sociales las separan apenas metros de distancia.
Pero quien viene a Río de Janeiro no solo lo hace por su historia, que también es interesante, lo hace por sus famosas playas. ¿A quién no le suena Copacabana, Ipanema o Botafogo? Efectivamente, sus playas son tan conocidas como el mismísimo Cristo Redentor.
Basta con acercarse a la costa y ver todo el ambiente que existe. Algunas están más animadas que otras, como Ipanema o Copacabana. Otras parecen playas solitarias en medio de la gran urbe, como Botafogo o Flamengo. Otra no tan conocida pero no menos interesante es Playa Vermelha, por sus vistas al Pan de Azúcar. El ambiente que uno encuentra es totalmente veraniego, actividades, gente paseando, otros tomando el sol, chiringuitos, coco helado y muchos cuerpos luciéndose. Ver el atardecer desde la Punta de Arpoador es un clásico, y es que des de este punto y en ese momento del día, Ipanema se vuelve de postal. Las caipiriñas van y vienen, los locales y turistas se relajan viendo caer el sol.
Cada rincón y cada día la disfrutamos muchísimo y nos marchamos de la ciudad con la sensación de que aún no conocimos ni una pequeña parte de ella. Si es tan famosa y exótica no es por casualidad, se lo ha ganado a pulso. Para repetir, para vivir, para estudiar, para trabajar, para experimentar. Quieras lo que quieras hacer, Río de Janeiro es un buen lugar.