Si alguien te habla de una ciudad colonial española, bien conservada y muy al norte de Manila que no debes perderte, sin duda alguna se tratará de Vigán. Tales eran las expectativas que quizá esperábamos más de lo que encontramos.
Será que la fama se le subió a la cabeza cuando recibió la condecoración de Patrimonio de la Humanidad o será que los miles de turistas que recibe le cansan y se ha dejado llevar por la vida fácil.
Si bien es cierto que está muy bien conservada y tiene un encanto especial, sobre todo por la noche cuando la luz tenue de las farolas tiñe de amarillo las fachadas de las casas.
La calle Crisólogo es la calle más concurrida. Las tiendas de souvenirs y restaurantes le han quitado un poco de encanto. Por suerte, basta con buscar otras calles para sentir un poco la esencia auténtica de lo que fue esta ciudad antes de saltar a la fama.
Los edificios coloniales que siguen en pie y que están bien conservados pueden visitarse, otros se han restaurado para convertirlos en alojamientos de medio o alto standing.
Típicos edificios de fachada blanca, con puertas de madera. Los interiores también se revisten de este material. En la planta inferior se sitúa la sala de estar y el comedor, la cocina queda por detrás de éstas. En la planta superior, grandes salas se utilizaban como dormitorios o vestidores. El paso de los años ha desgastado las maderas y han dado ese toque original a cada uno de estos edificios.
Pero Vigán no solo son calles y edificios coloniales, también es gastronomía. Sus empanadillas y longaniza se han popularizado y cualquier visitante debe probarlas. Tal como se puede leer en el grabado que hay a la entrada del mercado nocturno, estas empanadillas fueron el alimento de los pobres en aquella época. Si las pruebas aquí te aseguramos que cuestan tres veces más que si paseas hasta el mercado principal, a las afueras del centro.
La plaza Rizal se convierte en el punto de encuentro todas las noches para ofrecer un espectáculo de luz y música en la fuente central. Es un buen punto para ver a los habitantes de la ciudad, turistas filipinos y extranjeros disfrutando de un momento en el que todos adoptan el mismo papel, el de espectadores.
Y éste no es lugar para viajeros que gastan poco. El turismo en masa, y el incremento del interés local ha hecho que los precios de los alojamientos suban como la espuma, la oferta escasee la mayor parte del tiempo.
Vigán nos ha dejado un sabor agridulce, para disfrutarla, para ver su parte bonita hemos tenido que quitarle capas, hacer ojos ciegos a muchas cosas y buscar en los rincones su parte auténtica, y a menudo ha sido un trabajo en balde.
4 comentarios
Ahora seguimos su viaje saludos desde barcelona sete y tita
Disfrutad de la ciudad condal! Gracias por seguirnos, nosotros no os perderemos de vista! ????
Un abrazo,
Alberto & Sonia
Me encanta cómo explicáis vuestras sensaciones. Así los lugares resultan más entrañables.
Besos
Muchas gracias! Intentaremos seguir haciéndolo y estar a la altura ????
Un abrazo bien grande,
Alberto & Sonia